El arrecife messiniense de Santa Pola es uno de los pocos ejemplos de atolón “fósil” encontrados en el mundo. Hacer un trayecto por la sierra de Santa Pola es como recorrer un arrecife actual, pero sin necesidad de bucear. Es posible observar su morfología general y diferentes detalles de su estructura, incluyendo distintas morfologías de las colonias de coral en posición de vida. Su interés científico es tan alto que ha sido objeto de estudio por compañías de petróleo con el fin de establecer un modelo sedimentario general de este tipo de arrecifes. |
La ermita de Nuestra Señora del Rosario es el punto de observación principal. Está situado a casi 2 km al norte del faro del cabo de Santa Pola. Se puede acceder a él desde los Arenales del Sol o desde Santa Pola, tomando en ambos casos la estrecha carretera costera que discurre al pie de los acantilados. A lo largo de toda esta carretera es posible observar panorámicas generales de los elementos fundamentales de la pared del arrecife. El atolón de la Sierra de Santa Pola se formó durante el Messiniense, hace unos 6 millones de años, en la denominada Cuenca del Bajo Segura. Esta cuenca, que se extiende entre Alicante y Murcia, se originó en el Mioceno Superior y su relleno registra con gran precisión la evolución del Mar Mediterráneo en tiempos geológicos recientes. |
La sierra de Santa
Pola es una plataforma carbonatada de pequeñas dimensiones que
corresponde a un antiguo atolón de edad Messiniense de unos 5 km
de diámetro. Tras ser enterrado por sedimentos más recientes,
fue exhumado durante el Cuaternario y el relieve resultante
reproduce la morfología original del arrecife y proporciona
magníficos afloramientos.
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Desde la Ermita es posible observar los tres componentes básicos de este antiguo arrecife: 1. Frente arrecifal. Coincide con el
acantilado actual y su altura llega a alcanzar 50 m cerca del
Faro, aunque en este sector su altura es menor. Así, en la parte inferior dominan las morfologías planares, mientras que en la superior dominan las formas en bastón (Fig. 4). En la parte más alta, en la antigua cresta arrecifal, son frecuentes las colonias masivas semiesféricas. Ver más |
2. Talud arrecifal submarino donde, durante el Messiniense, se acumulaban los fragmentos caídos del arrecife. Coincide con el talud actual y, por ello, sus depósitos están parcialmente cubiertos por fragmentos caídos en época más reciente y en condiciones subaéreas. Ver más |
3. Abanico de Halimeda (Fig. 5). Se desarrolló sobre el talud justo en frente de un canal de desagüe que conectaban la laguna interna del atolón y el mar abierto. Durante el Messiniense las Halimeda, algas verdes articuladas, colonizaban las zonas de la laguna próximas a los canales. Al morir, se desarticulaban y sus placas componentes eran arrastradas por las corrientes acumulándose sobre el talud. |
SABÍAS QUE...? La
formación del arrecife tuvo lugar poco antes de la Crisis
de Salinidad Messiniense que culminó con la desecación del
Mediterráneo y la formación de inmensas llanuras salinas. El
atolón de Santa Pola sería un testigo privilegiado de aquel
extraordinario episodio.
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